Esta es Sara. Nos conocimos cuando teníamos cinco años por pura casualidad, básicamente por ser los números 22 y 26 de la lista de clase, con lo que nos sentábamos bastante cerca. Es una de las pocas amistades que tras 21 años no sólo perduran sino que van a más, lo cual no es nunca fácil, menos aún siendo isleños. Estoy convencido de que a Sara me la llevaría a una isla desierta.
- Porque con ella es todo alucinantemente fácil.
- Porque con ella te ríes.
- Porque es capaz de hablar durante horas de chocolatinas, adivinar cuáles son tus preferidas y establecer links de personalidad entre esta o aquella y tú.
- Porque somos fieles compañeros de festivales, cerca o lejos de casa.
- Porque en nuestro último viaje fuimos capaces de acordar telepáticamente los ingredientes de nuestra ansiada paella pre-vuelta a casa de una lista de más de 10 combinaciones diferentes.
- Porque nos reímos siempre de los/as mismos/as.
- Porque estando tan lejos sabemos el uno del otro a diario.
- Porque hemos sobrevivido a un atraco con cuchillo juntos, y eso une.
- Porque critica lo mismo que yo.
- Porque entiende sentimientos extrañísimos.
- Porque es igual de freak que yo en lo que hay que serlo.
- Porque disfruta de los detalles de la vida.
¡Y es que a Sara no se le puede pedir más!